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[Reportaje] Día de la Tierra: logros desde el histórico acuerdo de Montreal
En diciembre del 2022, Montreal fue el escenario de un evento histórico. Delegados de más de 190 países firmaron un acuerdo en la 15ª Conferencia de las Partes (COP15), que no sólo se compromete a proteger la biodiversidad, sino que también reconoce los derechos de la Naturaleza* y de la Madre Tierra. Desde entonces ¿qué avances concretos ha habido?
Al firmar el Marco Global de la Biodiversidad Kunning-Montreal, los países se comprometieron a detener e invertir la pérdida de biodiversidad de aquí a 2030, protegiendo el 30% de los ecosistemas del mundo, combatiendo la deforestación y promoviendo la agricultura y la pesca sostenibles.
Pero el acuerdo fue aún más allá al reconocer los derechos intrínsecos de la Naturaleza y de la Madre Tierra lo que supone dejar de ver a los elementos naturales únicamente como un recurso que puede ser explotado, para reconocerlos como entidades vivas con derechos inherentes a existir, prosperar y evolucionar.
Posterior a la firma del acuerdo, activistas medioambientales y líderes indígenas acogieron con satisfacción la inclusión de los derechos de la Naturaleza, subrayando la importancia de los conocimientos y la administración indígenas en los esfuerzos de conservación.
Pero en términos prácticos, ¿qué ha cambiado desde que los ríos, animales y montañas fueron reconocidos como sujetos de derechos?
Yenny Vega Cárdenas cree que mucho se ha logrado desde ese acuerdo histórico. Entre otras cosas, “ya está sirviendo como argumento jurídico para proteger ríos y ecosistemas”, dijo en entrevista con RCI la presidenta del Observatorio Internacional para los Derechos de la Naturaleza.
En Perú, se protegió al río Marañón, afirmando que era un sujeto de derechos. En la demanda se citó que los derechos de la naturaleza formaban parte del Marco Mundial de Biodiversidad firmado en Montreal. También se han iniciado acciones legales para proteger el lago Titicaca, que comparten Bolivia y Perú, y se están basando en este Convenio sobre la Diversidad Biológica, que reconoce los derechos de la Naturaleza.
Para la abogada de origen colombiano, especialista de los derechos de la Naturaleza, estos dos casos judiciales muestran cómo el argumento de la Madre Tierra como sujeto de derechos es esencial
.
Y aunque no es reconocido en todas partes en la práctica, los cambios se comienzan a ver en todo el mundo. Por ejemplo, en Colombia el río Atrato, en Ecuador, con el río Vilcabamba, entre otros. Y Canadá no es la excepción.
Este mapa identifica las entidades naturales (ríos, parques, sitios, etc.) reconocidas como sujetos de derechos en el mundo:
En Canadá, falta voluntad política, pero se avanza
En su papel de anfitriona de la COP15, la delegación canadiense firmó la declaración final del evento y por lo tanto, el Marco Mundial de Biodiversidad de Montreal. Aún así, según Yenny Vega Cárdenas, en Canadá la situación es muy diferente a la de América Latina ya que aquí siempre hay reticencia a reconocer los derechos de la Naturaleza
.
Canadá firmó el Marco de la Biodiversidad y por lo tanto, debería respetarlo, pero falta voluntad política. Pero creo que poco a poco cada vez más gente, sobre todo las comunidades indígenas, van aprendiendo y conociendo más la importancia de los derechos de la Naturaleza y cada vez más quieren invocarlo para proteger sus territorios.
Y así ha sido. Desde la firma del convenio de Montreal, la Asamblea de las Primeras Naciones de Quebec y Labrador reconoció la personalidad jurídica del río San Lorenzo, en un gesto inusitado y unánime.
También en la provincia de Quebec, el río Magpie obtuvo el mismo estatus de personería legal, con la cual se puede defender.
Una cuenca hídrica defiende su agua
de mina de arenas bituminosas
En marzo en la provincia de Alberta, la cuenca del río Athabasca presentó una declaración de preocupación al organismo regulador de la energía de Alberta en la que solicitaba que se la reconociera (a la cuenca) como persona jurídica.
Preparada por las organizaciones Keepers of the Water, Alberta Wilderness Association y Ecojustice y apoyada por la primera nación Chipewyan Prairie First Nation, la declaración de la cuenca del río Athabasca pide al Regulador de Energía de Alberta (Alberta Energy Regulator) que acepte sus preocupaciones con respecto a la solicitud de renovación de contrato de utilización de su agua por parte de la compañía de gas natural y petróleo Canadian Natural Upgrading Ltd. (CNUL).
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La
CNUL necesita estos permisos para explotar la mina de Jackpine, una mina de arenas bituminosas a cielo abierto situada 70 km al norte de Fort McMurray.La mina está situada en el lado Este del río Athabasca y extrae, según lo que indica la declaración de la cuenca, en promedio 50 millones de litros de agua de la cuenca cada día. La renovación permitiría a la mina seguir funcionando otros 10 años.
Según la empresa
CNUL, su estrategia de gestión del agua es “eficaz y eficiente, protegiendo al mismo tiempo las fuentes de agua, lo que incluye reducir el uso de agua dulce maximizando el reciclado del agua producida y el uso de agua salina.De acuerdo con sus propias evaluaciones, CNUL afirma que entre 2017 y 2022.
la utilización de agua dulce se ha reducido en un 66% por ciento en todas sus operaciones.
Identidad, historia, cultura y economía corren por las aguas de un río
En Quebec, una recién fundada coalición ciudadana lanzó recientemente una declaración de reconocimiento de los derechos del río Tenàgàdino Zìbì/Gatineau
Cofundada por Gilbert Whiteduck, anciano y antiguo jefe de la comunidad indígena de Kitigan Zibi y Rita Jain, directora de Friends of the Gatineau River/Amis de la rivière Gatineau y concejala municipal de Chelsea, la Alianza Tenàgàdino pretende crear un movimiento popular que reconozca al río como persona jurídica.
Para ello, la Alianza pide a los pobladores ribereños del río Tenàgàdino Zìbì/Gatineau, que recorre 443 kilómetros de norte a sur de la provincia, y al público en general, que firmen la declaración de reconocimiento de los derechos del curso fluvial.
El río Tenàgàdino Zìbì/Gatineau tiene voz propia y derechos fundamentales confirmados en los Derechos de la Naturaleza. El derecho a: vivir, a existir y a fluir; a que se respeten sus ciclos naturales; a evolucionar de forma natural, a ser preservado y protegido; a mantener su biodiversidad natural; a desempeñar funciones esenciales para el equilibrio de la Naturaleza; a mantener su integridad; a ser protegido de la contaminación; a la regeneración y restauración”
La declaración explica que el río Tenàgàdino Zìbì/Gatineau fluye a través de las tierras no cedidas de los miembros de la nación indígena algonquina Anishinaabe que ha sido la custodios ancestrales del río durante miles de años
.
El texto explica igualmente que este curso fluvial desempeña un papel fundamental en la identidad, la historia, la cultura y la economía de la nación algonquina Anishinaabe.
El río Tenàgàdino Zìbì/Gatineau ha sido colonizado en el pasado. Debemos trabajar juntos para integrar los conocimientos, prácticas y perspectivas indígenas con el fin de reducir los daños causados por la colonización del ecosistema del río. Como el río tiene su propio valor y propósito en la Naturaleza, debemos asegurarnos de que permanece a salvo de peligros como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los nuevos contaminantes que dañan el medio ambiente.
Haber otorgado la personalidad jurídica a la Madre Tierra sí ha generado una serie de cambios y sobre todo de movilizaciones en el mundo.
Y a pesar de que no sea legalmente vinculante, es decir, que no tiene una fuerza jurídica u otra que pueda obligar a los países a respetarlo, sí tiene una fuerza política muy contundente, cree Yenny Vega Cárdenas.
En América Latina tiene una fuerza política aún más importante
por lo que se conoce como control convencional
, recuerda la abogada canado-colombiana.
Las altas cortes latinoamericanas utilizan con frecuencia como argumento todos los convenios internacionales para interpretar el derecho y hacerlo avanzar. Esa es una ventaja latinoamericana.
En Canadá, la fuerza política la poseen los ciudadanos, concluye Yenny Vega Cárdenas.
* La escritura de la palabra Naturaleza con mayúscula se reconoció e incorporó en la resolución 73/235 de la Asamblea General, vigésimo noveno párrafo del preámbulo, y en los anteriores informes del Secretario General sobre la Armonía con la Naturaleza (véanse A/74/236 y A/75/266).
Este reportaje también está disponible en francés.